Esta semana hablé sobre el amor.
Algo muy superficial.
No por banal, sino porque está en la superficie:
la entrada al metro de la vida.
A veces llega tarde.
A veces no llega.
A veces va petado de gente.
Y a veces,
el amor es eso:
subir corriendo al metro que está por partir,
sin estar seguro si es el correcto,
el que te lleva de regreso,
pero igual te subís.
Porque no querés esperar al siguiente.
“Morite de amor, cagón.” reza un graffiti en buenos aires.
Pero…¿de qué hay que morirse? si
“no se puede vivir del amor le dijo un soldado romano a Dios.” Andrés Calamaro
Me pregunto qué es el amor…
Y creo que es esto:
llegar a casa,
calentar agua,
preparar unos mates,
y charlar del día que pasó.
El amor es sencillo.
Es cotidiano.
Y por eso a veces parece invisible.
El bigote alemán lo dijo a su manera:
Soledades autoimpuestas
La banda de Möbius.
Una figura que se enrosca sobre sí misma.
Una sola cara.
Un solo borde.
Lo que es arriba, es abajo.
Hay momentos en que pasamos por la cara interna.
Nos replegamos, nos metemos en el caparazón🐢.
Son necesarios.
Son parte del juego.
Oscilamos entre la introspección — que a veces roza el ensimismamiento— y la exposición brutal ante el mundo.
Y acá me quiero detener:
En la medida —por momentos justa, por momentos injusta— en que te expones, tu mundo se expande.
Como dice la canción…
“Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra…”
La vida no es lineal.
Oscila.
Entre el silencio y el escenario.
Y ojo:
si nunca te animás a subir al escenario de tu vida,
se te puede terminar la función en la que sos protagonista.
Empezá por vos
Durante mucho tiempo me preocupé por ser elegido.
Por gustar.
Por encajar.
Por conseguir la aprobación de los demás.
Hasta que un día entendí algo:
Lo importante no es que te elijan…
lo importante es elegir.
Cuando te abres al mundo desde ese lugar — desde la elección, no desde la necesidad— todo cambia.
Porque cuando te abrís vos,
el mundo también se abre.
Así que dejá de esperar que te elijan.
Empezá a elegir.
Empezá por vos.
Sobredosis de TV
Crecemos entre amores de película y vidas felices en Instagram.
El amor real tiene más de novela — por lo cotidiano de sus episodios— que de comedia romántica.
Quizás esté más cerca del teatro griego, de la tragedia.
Pero la tragedia, al fin y al cabo, contiene mucha vida.
"Amar la trama más que el desenlace" dice Jorge Drexler.
Y quizás amamos por eso:
no por cómo termina,
sino por el día que llega.
Nos vemos la próxima semana.
Seguimos andando.
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